Desde el momento de nuestro nacimiento, aquellos que nos rodean comienzan a evaluarnos y clasificarnos en diferentes categorías. Estas categorías, también conocidas como etiquetas, son asignadas por la mente social colectiva que nos rodea y pueden tener un impacto significativo en cómo nos percibimos a nosotros mismos y cómo somos percibidos por los demás. Ya sea en contextos profesionales o sociales, nuestra reputación dependerá en gran medida de si son positivas o negativas.
Una etiqueta es es un término o estereotipo utilizado para describir o categorizar a una persona, grupo social o característica de manera negativa o positiva. Estas etiquetas suelen implicar juicios de valor, prejuicios o incluso estigmatizaciones, que pueden causar daño emocional o socavar la dignidad de las personas afectadas.
Como ya habíamos dicho, una etiqueta es un término o estereotipo utilizado para describir o categorizar a una persona, por lo tanto, una etiqueta positiva es una categorización que un entorno social le da a una persona porque considera que su actuar es “bien visto” y potencialmente exitoso. Y como son juicos de valor, en general los valores son etiquetas positivas. 10 ejemplos de etiquetas positivas son:
COMPETENTE: Tener habilidades y conocimientos especializados que permite obtener resultados positivos o emprender proyectos exitosos en un campo determinado.
PRODUCTIVO/A: Ser capaz de realizar tareas de manera eficiente y lograr productos (resultados) de calidad.
CREATIVO/A: Ser capaz de generar ideas originales, soluciones innovadoras y enfoques creativos para resolver problemas, lo cual puede llevar a la generación de nuevos productos, servicios o procesos.
HÁBIL INTERPERSONAL: Contar con habilidades para establecer y mantener relaciones positivas con otras personas, lo cual facilita la colaboración, la negociación y la construcción de redes de contacto que pueden abrir puertas a oportunidades.
AUTODIDACTA Y ADAPTABLE: Estar dispuesto a adquirir nuevos conocimientos, adaptarse a los cambios y mantenerse actualizado en un mundo en constante evolución, lo que permite seguir siendo relevante y competitivo.
EMPÁTICO/A: Que tiene la capacidad de ponerse en el lugar de los demás, comprender sus emociones y mostrar empatía hacia sus experiencias.
RESPONSABLE: Ser una persona responsable implica asumir las consecuencias de sus acciones, cumplir con los compromisos adquiridos y realizar las tareas asignadas de manera puntual y eficiente.
OPTIMISTA: Una persona optimista es aquella que tiende a ver el lado positivo de las situaciones, busca soluciones en lugar de enfocarse en los problemas y mantiene una actitud positiva frente a los desafíos.
COLABORADOR/A: Ser un/a colaborador/a implica tener la disposición y la capacidad de trabajar en equipo, compartir ideas, conocimientos y esfuerzos para alcanzar metas comunes. La colaboración es valorada en diferentes contextos, ya que fomenta la sinergia, el intercambio de ideas y el logro de resultados conjuntos.
AUDÁZ: Una persona audaz es aquella que muestra valentía, coraje y determinación en enfrentar situaciones desafiantes o arriesgadas.
Una etiqueta negativa es lo opuesto a una positiva, es toda categoría social que es “mal vista”, incluso estigmatizante, que puede afectar la vida de quien las lleve, por eso es fundamental evitarlas a toda costa si quieres tener éxito. Y en general, los “antivalores” son ejemplos de etiquetas negativas, como las siguientes:
EGOÍSTA: Una persona egoísta es aquella que tiende a pensar principalmente en sí misma y busca su propio beneficio sin considerar las necesidades o intereses de los demás.
IRRESPONSABLE: Ser una persona irresponsable implica no cumplir con los compromisos adquiridos, no asumir las consecuencias de sus acciones y no realizar las tareas asignadas de manera adecuada.
PESIMISTA: Que tiende a ver el lado desfavorable de las situaciones, se queja constantemente y puede transmitir ese pesimismo y desmotivación a su entorno.
ARROGANTE: Ser una persona arrogante implica tener una actitud de superioridad y menosprecio hacia los demás, creyéndose mejor o más importante que los demás.
INFLEXIBLE: Ser una persona inflexible implica no estar dispuesto/a a adaptarse o cambiar de opinión, manteniendo una actitud rígida y poco abierta a nuevas ideas o perspectivas.
ENVIDIOSO/A: Ser envidioso/a implica sentir resentimiento o deseo de posesiones, cualidades o logros de otras personas, lo que puede generar actitudes negativas y conflictos.
DESHONESTO/A: Ser una persona deshonesta implica mentir, engañar o actuar de manera fraudulenta, sin respetar la verdad o la integridad.
AGRESIVO/A: Ser una persona agresiva implica tener una actitud hostil, violenta o intimidante hacia los demás, buscando imponerse o dominar a través del uso de la fuerza o la violencia.
Ten mucho cuidado con la primera impresión, el ser humano tiende a estar muy atento a las primeras impresiones sobre cualquier suceso, fenómeno o persona, y va a categorizarlo al instante, así que garantiza que tu primera impresión sea la más adecuada. La primera impresión siempre será la que entra por los ojos, y esa es la apariencia. Hay que procurar que la apariencia transmita exactamente el mensaje que quieres dar, por eso existen unas normas de etiqueta básica para diferentes ocasiones, que se han perfeccionado con el tiempo, para transmitir el mensaje adecuado. Así como tu te fijas en la apariencia y no te puedes desprender de ese principio básico, no esperes que otros lo hagan.
Si en la primera impresión obtenemos etiquetas negativas, no debemos preocuparnos tanto, ya que es posible eliminarlas. Sin embargo, lograrlo no es fácil, aunque sí sencillo. La clave para eliminar etiquetas negativas es actuar de manera totalmente opuesta a lo que la causo y hacerlo de forma constante y proactiva. Por ejemplo, si a tu primer día de trabajo llegaste tarde, y tu jefe te “etiquetó” de ser impuntual, lo que debes hacer en los siguientes días es llegar temprano, incluso ser el primero en llegar.
Lo mismo ocurre con las etiquetas positivas, tampoco son eternas y pueden ser eliminadas con el tiempo si no seguimos demostrando las cualidades positivas que nos las otorgaron.
Como estas etiquetas dependen de la percepción del colectivo social, en su vaga ignorancia, pueden considerar ciertos comportamientos como negativos, aún cuando no lo impliquen, así que cuida tu imagen pública, si tienes comportamientos que no te perjudican o que te beneficien, pero que la sociedad lo considere negativo, evita exponerlos a los ojos del público.
Algo a tener en cuenta, es que lo que tú crees de ti mismo nadie más lo creerá, todas y cada una de las personas que interactúen contigo tendrán su propia imagen de ti, esa imagen la construyen basados en lo que tu les muestras. Aprovecha esto para crear la imagen que más te convenga con las personas.
Debes aprovechar tus etiquetas positivas e ir sumando más y más, para conseguir todo lo que quieras, por ejemplo si has sido responsable con tus finanzas, puedes pedir prestamos a las entidades sin muchas trabas.
Importante, las etiquetas son contagiosas, el dicho “el que anda con lobos aprende a aullar” es completamente cierto, así que si te rodeas con personas con etiquetas positivas te las terminarán contagiando. Este funciona tanto para la mente colectiva, como para tu desarrollo personal. Si la sociedad te observa que tienes buenas relaciones con personas consideradas invertibles, también te abriran las puertas a sí lo eres, si te observan con personas “inútiles”, creeran que también lo eres. Ahora a nivel personal, ti tienes relaciones con personas invertibles, tú poco a poco, adquirirás sus ideas y hábitos, convirtiendote así en alguien con más potencial, y creo que no es necesario explicar para el caso contrario. No hay nada más contagioso en los seres humanos que las ideas.
Todo comienza desde temprana edad cuando ingresamos a la escuela, los adultos a nuestro alrededor están atentos a todo lo que hacemos y decimos para “etiquetarnos”. Es por eso que es fundamental tener un comportamiento adecuado desde la infancia. Si llevamos a cabo acciones que conducen a resultados positivos, se nos asignaran etiquetas positivas, y si nuestras acciones nos perjudican, se nos asignarán etiquetas negativas. Cuantas más etiquetas positivas se nos asignen, más tareas y responsabilidades nos darán para poner a prueba nuestro potencial y determinar si vale la pena otorgarnos más poder, lo que puede generar reconocimiento, promociones y mayores oportunidades de desarrollo profesional. Esto es lo que se conoce como “ser rentable“.
Última actualización: 05 de Julio de 2022
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